Aeschynomene americana
Es una leguminosa nativa que está en estudio para mejorar la alimentación de bovinos.
Con el objetivo de encontrar alternativas de mejoramiento de los pastizales y beneficiar el desarrollo ganadero de la región en general, el Instituto Agrotécnico “Pedro M. Fuentes Godo” hace mucho tiempo trabaja con leguminosas forrajeras, especialmente las especies nativas.
Los pastizales del nordeste argentino están constituidos por una gran diversidad de especies de palatabilidad y valor nutritivo variables que son la fuente de alimentación del ganado bovino. Su potencial forrajero está determinado por la calidad y productividad de las especies predominantes.
La composición botánica en los pastizales naturales es muy variada, siendo las especies de la familia de las gramíneas las que más se destacan por ser las más abundantes y las que más aportan a la producción. Entre el 70 y el 80% del rendimiento total de materia seca es de gramíneas. En menor cantidad, pero no por eso menos importantes, en los pastizales encontramos leguminosas. Las leguminosas herbáceas producen entre el 3 y el 8% del forraje total. Estas especies se caracterizan por tener en general buena calidad forrajera, con alto contenido de proteína. Su capacidad de asociarse simbióticamente con bacterias fijadoras de nitrógeno atmosférico hace que tengan también un papel importante a nivel ecosistema por su aporte de nitrógeno. Estas dos características las destacan como especies promisorias para alcanzar el mejoramiento de esos sistemas, enriqueciendo el suelo y la dieta de los rumiantes, en la medida en que se pueda incrementar su contribución actual a través del manejo de los tapices naturales.
En estudio
Las Ingenieras Agrónomas María E. Castelán, Miriam Porta y Claudina Hack del Instituto Agrotécnico “Pedro M. Fuentes Godo” comentaron el trabajo que realizan evaluando estas especies.
La Ingeniera Agrónoma Miriam Porta explicó que entre las especies más conocidas y presentes en los pastizales están el pega-pega (Desmodium incanum), con mucha presencia en verano, y un porotillo (Vicia epetiolaris) que se observa en invierno trepada a los pastos más altos. En las zonas más bajas, generalmente a orillas de los esteros o en sitios donde se acumula agua, se encuentran especies del género Aeschynomene, con varios representantes nativos. Entre ellas se destaca Aeschynomene americana, que es nuestro objeto de estudio. Se trata de una especie anual, que crece en primavera y verano, adaptada a sitios con anegamiento temporario. En el Este del Chaco comienza a florecer y producir semillas desde mediados de enero hasta marzo. Es destacable que tiene una gran capacidad de producir semillas, y gracias a esta característica permanece en el tapiz a pesar de ser anual. Cuando comienzan a disminuir las temperaturas y se acortan las horas de luz de los días las plantas mueren, pero el stand se puede recuperar en la siguiente primavera a partir de las semillas que cayeron al suelo.
En cuanto a las evaluaciones realizadas la Ingeniera Agrónoma Claudina Hack especificó que Aeschynomene tiene un alto contenido de proteína bruta que varía a lo largo del ciclo, pero que en promedio es de 12%, con máximos de 19%. El rendimiento de materia seca obtenido en parcelas puras, es decir sin otras especies como se encuentra naturalmente en nuestros campos, fue aumentando desde diciembre (1500 kg/MS/ha) a inicios de marzo donde alcanzó los 3000 kg de materia seca por hectárea.
La Ingeniera Castelán expresó que esperan continuar con estas evaluaciones ya que estos resultados son muy alentadores y si se lograra tener a campo un 20% de cobertura de esta especie, mejoraría sustancialmente la calidad del forraje ofrecido. Con un manejo adecuado del pastoreo, esta especie puede persistir en el campo natural y así contribuir a mejorar la calidad de la dieta de los animales, especialmente en ambientes bajos, donde se dificulta el establecimiento de otras especies.
Fuente y fotos: Instituto Agrotécnico “Pedro M. Fuentes Godo” Facultad de Ciencias Agrarias - Universidad Nacional del Nordeste.
Autoras: Ingenieras Agrónomas María E. Castelán, Miriam Porta y Claudina Hack.